Después de una racha negativa necesitábamos de la victoria, un rival que nos debía servir como bálsamo para paliar los infortunios de semanas atrás.
A priori Tajamar era un oponente más débil, eso decían los resultados, aunque poco conocíamos. Basándonos en su configuración, en su edad y su corta plantilla esperábamos un contrincante de ritmo lento y defensas zonales, por eso nos sorprendió su arranque de partido, aguerrido y luchador, presionando duramente en defensa y rotando su plantilla para encontrar frescura.
Un equipo con buen tiro desde todas las posiciones que no perdonó en ningún momento cuando llegamos tarde a los pases. No encontrábamos nuestro juego ni adelante ni atrás, la rotación no terminaba de disipar dudas y cada vez que apretábamos el marcador encadenaban un par de triples para volver a estirar la goma. El descanso debía servir para despertar al equipo, aletargado y necesitado de una inyección de adrenalina.
Salimos con fuerza, apretando más en defensa pero seguíamos sin culminar en nuestro aro, faltos de ambición, nerviosos, jugando sin alegría. Mediado el tercer cuarto plantean una zona, las rotaciones de los exteriores provocan una pequeña mejora, ajustando el marcador y dándonos argumentos para pensar en la remontada, pero solo fue un espejismo, estando a dos puntos de nuevo encadenan sendas rachas de triples para abrir brecha y hacer que nos viniéramos abajo.
El último cuarto es una trinchera, sus ataques se estiran, parando la bola arriba, dejando pasar el tiempo, mientras los nuestros se encallan, nos vemos luz y nos metemos en los últimos minutos del encuentro con ocho abajo. Fue en este punto, y solo aquí, cuando por fin recuperamos nuestra personalidad como equipo,
tres minutos y no más, en los que fuimos todo lo agresivos en defensa que sabemos ser y que tuvimos plena confianza en nuestro juego ofensivo, encadenamos un parcial final demoledor, con tres triples importantísimos, y sobre todo, arropados de una gran intensidad defensiva, lo cual hizo que remontáramos un partido en el que nunca estuvimos arriba contra un rival en teoría inferior.
La última jugada suscitó una gran polémica, con tres arriba, balón y cinco segundos por jugar, buscan la falta el árbitro no pita y anotamos. Protestan la falta, que hacen a drede para tener una última posesión, lo airado de la protesta provoca dos técnicas, una descalificante, los tiros libres maquillan el marcador y provocan un sabor agridulce.
Por David Aragonés